EMOCIONES QUE PIENSAN

¿Alguna vez has pesando que una emoción puede llegar a ser más que eso? 

Se ha hablado mucho sobre la importancia de la inteligencia emocional y la educación emocional en tiempos de pandemia y de crisis mundial. En el aula, sobre todo a partir de la última etapa de la enseñanza básica, el mundo emocional cobra cada vez más protagonismo. La inserción de programas específicos que entrenen a los alumnos para madurar con equilibrio es fundamental. Su lugar específico es la acción tutorial, pero no siempre encontramos el tiempo o los recursos para poder llevarlos a cabo. Tampoco todos los profesores estamos preparados para abordarlos. En el mundo de las emociones, la influencia de los factores ajenos a la escuela, la familia, sus iguales y su mundo interior, tienen un peso mucho mayor que lo que ocurre dentro de los muros de nuestras escuelas. Pero, como docentes, sí tenemos la necesidad de educar las emociones en su interacción con el aprendizaje, enseñándoles a resistir aquello que interfiere en ellos y aprovechar aquellas que favorecen la eficacia, transformando así las emociones en mucho más que simple emoción, llevándolas al nivel de emoción ejecutiva o pensamiento. A la larga una emoción bien entrenada potenciará otras áreas del desarrollo cognitivo y conductual.

¿Cuáles pueden ser indicadores de logro al final de un programa que busque educar las emociones?

¿Qué buscamos ver y valorar en nuestros estudiantes para poder diseñar la mejor manera de ayudarlos? Recordemos que estos elementos se dan de forma diferencial en muchos alumnos, que pueden tener dificultades en uno y ser brillantes en los demás. Estos indicadores nos ayudan a conocerlos mejor y personalizar nuestro acompañamiento. En los programas que imparto sobre orientación, convivencia escolar y formación para la ciudadanía para adolescentes, hemos identificado la siguiente lista:

  • Identifica los signos corporales asociados a cada emoción.
  • Identifica las respuestas emocionales propias.
  • Controla las propias respuestas a las emociones.
  • Expresa los sentimientos que experimenta con lenguajes verbales y no verbales.
  • Relaciona el sentimiento con aquello que lo provoca.
  • Conoce diferentes alternativas para reaccionar ante los sentimientos que experimenta.
  • Produce sentimientos positivos conscientemente.
  • Impide que los sentimientos obsesivos, perturbadores o recurrentes lo bloqueen.
  • Reconoce y comprende las emociones de los otros.
  • Interactúa adecuadamente con los sentimientos de los demás.

Estrategias de contexto

  1. Crear espacios seguros donde se expresen sin miedo al ridículo ni amenazas. En esto es fundamental ser muy estricto, e impedir las burlas, los apodos, el sarcasmo, etc., porque es muy difícil dar marcha atrás.
  2. Propiciar experiencias de alta intensidad emocional positiva en el aula.
  3. Evitar situaciones de conflicto entre iguales o incluso entre el grupo con el profesor.
  4. Utilizar el sentido del humor, el entusiasmo al proponer tareas y el clima distendido.
  5. Buscar tiempos para la atención personal y la comunicación de uno en uno.
  6. Reforzar positivamente/premiar las expresiones emocionales adecuadas.
  7. Combinar tiempos de concentración académica con tiempos de distensión emocional.
  8. Cambiar la cultura d evaluación, celebrando los aciertos, recompensándolos y generando ayuda mutua.
  9. Hacer visible, mostrar el trabajo bien hecho de los alumnos, utilizando alabanzas objetivamente merecidas.

Estrategias de modelado

  1. Reconocer el propio temperamento e identificar explícitamente las tendencias a las reacciones emocionales, ayudándolos a que se conozcan mejor y reconozcan sus reacciones.
  2. Trabajar vocabulario relativo a las emociones, dándoles oportunidades de matizar y distinguir lo que sienten en momentos distintos.
  3. Verbalizar los sentimientos ante situaciones críticas, tanto positivas como negativas.
  4. Expresar emociones mediante los lenguajes artísticos.
  5. Establecer rituales positivos (darse la mano, saludar al entrar, aplaudir…).
  6. Trabajar a partir de textos, cuentos, historias, en los que tengamos que ponernos en la piel de otro para identificar y analizar las reacciones.
  7. Hacer talleres de entrenamiento de expresión de emociones.
  8. Crear herramientas de coevaluación y autoevaluación, con estándares de evolución positiva, de los aprendizajes que incluyan aspectos subjetivos relacionados con el modo como se sienten durante el aprendizaje.

Estrategias de desafío

  1. Generar situaciones de aprendizaje que incluyan reconocimiento de emociones y que supongan una cierta tensión entre ellos.
  2. Extrapolar lo trabajado a situaciones cotidianas de aula y fuera del aula, especialmente en eventos y experiencias de educación no formal.
  3. Discusiones en grupos de trabajo con roles sobre posturas encontradas. Rol play, simulaciones y debates que simulen situaciones reales.
  4. Interacción directa con miembros de la comunidad.
  5. “Entrar” en la vida de los otros mediante historias, biografías, reportajes, testimonios… 
  6. Participar en procesos democráticos y decisorios.
  7. Elaborar proyectos intergeneracionales, que les permitan comprender las perspectivas de los adultos o de los más pequeños sobre situaciones que los afectan.
  8. Emparejamientos de iguales.
  9. Técnicas del “círculo” y asambleas.
  10. Experiencias en el mundo adulto: ”Un día con…”.
  11. Producciones musicales, artísticas, celebraciones de días y acontecimientos especiales.
  12. Seleccionar símbolos de pertenencia y rituales, himnos, canciones, despedidas.

¿Con cuál te quedas tú?

Como dijimos antes, la inserción de programas específicos que entrenen a los alumnos para madurar con equilibrio es fundamental y por eso la acción tutorial docente será de gran impacto en el desarrollo cerebral de las emociones. La pregunta clave ahora es ¿con qué estrategias comenzarás a trabajar tú en la sala de clases? ¿de contexto, de modelado o de desafío? ¡Todo el éxito con el camino que emprendas!

Dr (c) Joaquín Triandafilide 
@comunidadneuroeducas Neuroeducador. 
Especialista en Metodologías Emergentes. 
Director del Programa Vivir con Sentido – Convivencia y Adolescencia.

BIBLIOGRAFÍA 
Barkley, Russell, A. (2012). Executive Functions. The Guilford Press, New York. 
Baumeister, Roy, F. y Vohs, Katheleen, D. (2004). Handbook of Self-Regulation. The Guildford Press, New York. 
Comellas, María Jesús (2001). Los hábitos de autonomía. Proceso de adquisición. Hitos evolutivos y metodología. Ceac, Barcelona. 138 pp. 
Gazzaniga, Michel S. (2012). ¿Quién manda aquí? 
Goleman, Daniel (2013). Focus. Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia. Kairós, Barcelona. 357 pp. 
Marina, José Antonio (2012). La inteligencia ejecutiva. Ariel, Barcelona. 186 pp.